Embajada

(Por Nolo) "En el tango, el bandoneón tiene una misión auxiliar. Calla y se recoge cuando los demás instrumentos pueden florearse en una melodía larga. Cuando el violín o el piano se interrumpen para tomar aliento, el bandoneón hincha su fuelle, abre sus válvulas y cubre con un trompetazo de órgano el claro que desvincula el dibujo musical. A veces el claro se dilata considerablemente. Entonces, el bandoneón tranquilo, pero atento a la exigencia, esboza una melodía en contracanto. Por una ventana emotiva de una de esas ligaduras que desde la vecindad me envía el bandoneón, miro hacia Amsterdam.
"No sé si once jugadores de fútbol pueden constituir la embajada ideal de una nación. Sé que la Argentina no podría expedir hoy al extranjero una delegación de hombres de cultura con tan sólidos derechos al campeonato. El día en que nuestras academias jueguen a las ciencias y a las artes como nuestra muchachada vulgar juega al fútbol, podremos elegir otra embajada. Mientras tanto, el once blanco y azul que a través del bandoneón veo irrumpir en Amsterdam es nuestro más lícito orgullo. Son once jugadores de balompié, no son once creadores de libros, de cuadros, de estatuas, de máquinas. Lo que sean. El caso es que son once muchachos que saben a la perfección su oficio. Por eso yo, hombre de cultura, los contemplo ansioso. Quisiera pensar y escribir como ellos juegan (...)" (fragmento del artículo "El partido de mañana", diario Crítica, mayo de 1928, previo al debut olímpico de la Argentina, que derrotaría 11 a 2 a Estados Unidos).

(*) José Gabriel (José Gabriel López Buisán, Madrid 1896 - 1957), escritor, crítico, docente y colaborador de diversos periódicos. Naturalizado argentino, fue difusor del pensamiento de Eugenio D'Ors en nuestro país y en 1919 fundó el Colegio Novecentista de Buenos Aires. Y por sobre todo, socio e hincha fanático de Estudiantes de La Plata.